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¿Incidente con bolas de naftalina?

Disponible en inglés

Recientemente, Diego vio un par de ratas en su sótano y durante la noche las escucho andar por el ático. Su vecino le aconsejó usar bolas de naftalina para ahuyentar las ratas. Por este motivo, Diego compró varias cajas de bolas de naftalina y las dispersó en el sótano y el ático.

A la mañana siguiente, Lucía, la esposa de Diego, se despertó y notó un olor inusual en la casa. Le confió a Diego su preocupación por ese olor, pero no llegó a más. Al día siguiente el olor era tan fuerte que se le hacia difícil respirar. Mas tarde, Lucía tuvo un dolor de cabeza que no cedía con nada.

Lucía llamó al Centro de Control de Envenenamientos 1-800-222-1222 para obtener tratamiento medico de emergencia. Después, llamó al NPIC para obtener información sobre cómo reducir el olor en su casa.



Mensaje

Lucía aprendió que esta situación se pudo evitar si Diego hubiera leído y seguido las instrucciones en la etiqueta del producto, en vez de escuchar los consejos de su vecino. El especialista de NPIC le informó a Lucía que el producto que Diego uso no estaba registrado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para repeler o para matar ratas. Sin embargo, este producto había sido diseñado para matar polillas y sus huevecillos, y podía ser usado solo en bolsas para ropa, armarios, y envases herméticos.

Lucía aprendió que las bolas de naftalina son un pesticida que viene en forma sólida, transformándose lentamente en un gas por medio de un proceso llamado sublimación. Las bolas de naftalina hechas en los Estados Unidos contienen uno de dos compuestos químicos como ingrediente activo: naftaleno o paradiclorobenceno. La exposición a grandes cantidades de naftaleno o paradiclorobenceno puede causar dolores de cabeza, náusea, vomito, diarrea, tos e irritación ocular y de las vías respiratorias. Además, una exposición prolongada puede ocasionar daño al hígado y a los riñones.

Lucía estaba interesada en aprender cómo eliminar el gas que las bolas de naftalina estaban produciendo en su hogar. El especialista de NPIC le expuso alternativas a considerar, por ejemplo: recolectar las bolas de naftalina de donde fueron aplicadas y ventilar el área abriendo las puertas y ventanas. Las instrucciones de la etiqueta indican que se debe evitar el contacto con la piel, por lo que Lucía debería usar guantes mientras las recogía. Para reducir aún más la exposición, Diego y Lucía podían permanecer fuera de su hogar mientras éste era ventilado, y de ser necesario usar un ventilador para aumentar la circulación de aire.

Las instrucciones de cómo desechar correctamente las bolas de naftalina pueden ser encontradas en la etiqueta o pueden ser obtenidas contactando la oficina local del programa de desechos peligrosos del hogar.

El especialista de NPIC le recordó a Lucía siempre leer la etiqueta en su totalidad antes de usar un producto pesticida para determinar dónde se puede aplicar, las plagas que puede controlar, y cómo usarlo correctamente.

Si alguien inhala o ingiere un pesticida, o le salpica en la piel o en los ojos, lea y siga las instrucciones de primeros auxilios en la etiqueta del producto, y llame al Centro de Control de Envenenamientos (1-800-222-1222) para obtener información médica de emergencia, o consulte a un médico.